Si ves a tu hijo/a andar de puntillas, es necesario que observes con detenimiento, ya que en algunos casos puede ser un hábito temporal, pero en otros puede tratarse de un problema de salud.

A medida que tu hijo/a comienza a desarrollarse, comienza con sus primeros pasos, y algunos caminan apoyando la punta de los pies, sin apoyar el talón. Es normal que suceda en los primeros meses desde que aprende a caminar, y a los pocos meses este "hábito" desaparece de manera espontánea.

Sin embargo, si esto persiste más allá de los 2 o 3 años, puede llevar a complicaciones en los músculos posteriores de las piernas, así como deformidades en los pies y como consecuencia, a alteraciones en la columna vertebral.

Entre los factores que perjudican el desarrollo de la manera correcta de caminar, se encuentran la caminata a mayor velocidad, y andar con ayuda de las manos de mamá o papá cuando aún no logra caminar por sí solo.

Es importante que al observar a tu hijo/a andar de puntillas, indicarle la manera correcta de caminar. Presta atención a si es capaz de hacerlo correctamente en el momento, si lo realiza con dificultad, o si no es capaz de apoyar voluntariamente toda la planta de pie.

También es importante mirar si lo hace de un solo lado o con ambos pies. No es solamente el tipo de apoyo lo que afecta a la salud de tu hijo/a, sino toda la alteración biomecánica que desencadena una marcha alterada.

Cuanto más tiempo dejes pasar, más se pueden establecer las alteraciones, por lo tanto, es importante consultar con tu pediatra, para diferenciar entre un "hábito" momentáneo o algún problema de fondo.