Que los niños pequeños tengan problemas de fluidez al hablar, no es raro, por ejemplo en repetición de palabras o frases. Durante este periodo, están ampliando su vocabulario, y aprendiendo rápidamente el lenguaje. Empiezan a cambiar mensajes como "Mamá, agua", por frases más largas que requieren de más coordinación para pronunciarlas sin defectos como "Mamá, me das agua por favor", por lo tanto, es natural que en este proceso se den algunas interrupciones.

En la mayoría de los pequeños y en los de edad preescolar, la mayor parte de estos problemas desaparecen por sí solos; en otros casos, estos problemas de fluidez persisten y se notan más los signos de tartamudez.

¿Cómo mamá y papá pueden notar la diferencia entre un problema de fluidez típico y un problema de fluidez que pudiera indicar tartamudez?

En este cuadro te muestro algunas formas de diferenciarlos:

👩🏻‍⚕️ Es importante buscar ayuda profesional temprana, para encontrar soluciones que puedan reducir los problemas de fluidez atípicas como la tartamudez.

Existen otros factores que pueden ayudar a predecir si los problemas de fluidez continuarán, como por ejemplo:

• Antecedentes familiares: este puede ser el factor de predicción más importante para saber si es probable o no que tu hijo/a tartamudee.

• Sexo: los varones tienen el doble de probabilidades de tartamudear, y los varones en escuela primaria tienen entre 3 y 4 veces más probabilidades de tartamudear que las niñas.

• Edad de inicio: es más probable que aquellos niños que comienzan a tener estas dificultades cerca de los 4 años, tengan un tartamudeo persistente, a diferencia de aquellos que empiezan a tartamudear siendo más pequeños.

Si te preocupa el habla de tu hijo/a, acude con tu pediatra, para que se realice una evaluación del habla y del lenguaje y de notar algún problema, te recomiende un experto certificado del habla y del lenguaje, que podrá ayudar a tu hijo/a con el mejor plan de acción, para tratar la situación.